El Violín, instrumento de cuerda frotada, el más agudo de su familia. Otros miembros de ésta son la viola, el violonchelo y el contrabajo. El arco es una vara estrecha, de curva suave y construida en madera del Brasil, de unos 30 cm de largo, con una cinta de crines de caballo que va de lado a lado del mismo. El violín tiene cuatro cuerdas afinadas por quintas: sol 3, re 4, la 4, mi 5.
El Maravilloso Mundo Del Violín
En este blog encontrara toda la informacion referente a los violines, su historia, la clasificacion, los mejores exponentes violinistas, etc., esperamos y encuentre toda informacion que necesite ¡Gracias por su visita!
miércoles, 10 de diciembre de 2014
Tipos de violines
Al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE) uno puede advertir que son varias las acepciones reconocidas para el concepto de violín. Si bien su significado más popular es el que lo presenta como uno de los instrumentos musicales que forma parte del conjunto de las cuerdas, también se lo emplea para identificar a un soporte fundamental en la práctica del pasatiempo conocido como billar. En países como El Salvador, en cambio, se señala como violín a la superficie alargada y algo estrecha donde se planchan las prendas de vestir.
Más allá de todos los usos que pueda tener esta palabra, hoy sólo vamos a centrar la información en las variantes que, hoy en día, son posibles de encontrar en materia deviolines musicales.
Si bien los más tradicionales son los violines europeos, dicen aquellos que saben de música, hay quienes prefieren los sonidos agudos propios del violín de talalate (con origen en Nicaragua y presente en la polka, entre otros estilos musicales) y otros que le aportan modernidad a las interpretaciones haciendo uso de violines eléctricos.
Aunque no es tan usual, hay que mencionar también la existencia del denominadoviolinofón, un instrumento que tiene la particularidad de amplificar los sonidos a partir de un componente metálico en vez de aprovechar para ello la típica caja resonadora que, en los violines convencionales, se fabrica en madera. A este elemento que comenzó a captar la atención de músicos desde que a Johannes Matthias Augustus Stroh se le ocurrió inventar un violín de este tipo al que bautizó con su apellido, también se lo conoce a nivel general como “violín corneta”.
Violines Clasicos.
Violines Electricos.
Historia del violín
La genealogía que lleva al violín actual es más compleja. Se encuentra en el frotamiento de las cuerdas del laúd y el rebab ―y su versión europea, el rabel―, instrumentos difundidos en la Europa mediterránea durante la expansión medieval de los árabes. En Italia, a partir de la lira bizantina o el rebab, surgen los antecedentes más evidentes, tanto del violín como de la llamada viola de gamba; son tales precedentes la viola de arco (nombre que se utilizaba para todo instrumento de cuerda frotada con arco, como elrebec o rabel, y que también recie las denominaciones de viela, vihuela, vihuela de arco, fídula y giga) y la lira o viola da braccio, esta ya muy semejante a un violín o viola primitivos, aunque con el diapasón separando los bordones. Es en el siglo XVII que aparece el violín propiamente dicho, aunque con algunas diferencias respecto a la mayoría de los violines que se vienen fabricando desde el siglo XIX. La tapa superior y las tablas laterales se hacen de madera blanda, mientras que la tapa inferior se hace de madera dura. La ciudad de Cremona se hallaba entre un bosque de pinos (madera blanda) y uno de arces (madera dura), por lo que estas maderas eran las usadas por los grandes maestros violeros. El arco ha sufrido muchas modificaciones. El modelo actual data del siglo XIX, cuando François Tourte le dio una curvatura cóncava, que en los modelos más primitivos era convexa, como la del arco de cacería.
Aunque en el siglo XVII el violín (violino) se encontraba bastante difundido en Italia, carecía de todo prestigio (el laúd, la vihuela, la viela, la viola da gamba, la guitarra, la mandolina eran mucho más considerados). Sin embargo, Claudio Monteverdi es uno de los que descubren la posibilidad de las calidades sonoras del violín, y es por ello que lo usa para complementar las voces corales en su ópera Orfeo (1607). Desde entonces el prestigio del violín comienza a crecer. Hacia esa época comienzan a hacerse conocidos ciertos fabricantes de violines (llamados aún luteros o lauderos, o luthiers — más frecuentemente que violeros— ya que inicialmente se dedicaron a la fabricación de laúdes). Así se hacen conocidos Gasparo Bertolotti de Saló, o Giovanni Maggini de Brescia, o Jakob Steiner de Viena; sin embargo, una ciudad se hará celebérrima por sus lauderos especializados en la confección de violines: Cremona. En efecto, de Cremona son los justamente afamados Andrea Amati, Giuseppe Guarneri y Antonio Stradivari (sus apellidos suelen ser más conocidos en su forma latinizada: Amatius, Guarnerius, Stradivarius). Durante el siglo XIX se destacaron François Lupot y Nicolas Lupot. Es a partir de entonces, y sobre todo con el barroco, que se inicia la Edad de Oro (al parecer de allí en más perpetua) del violín.
Desde entonces el violín se ha difundido por todo el mundo, encontrándose incluso como "instrumento tradicional" en muchos países no europeos, desde América hasta Asia. El violín es un instrumaento protagonista en las orquestas, grupos de cámara etc. Especial atención ha recibido en la música árabe, en la que el ejecutante lo toca apoyado en la rodilla cual si fuera un chelo, y en la música celta irlandesa, donde el instrumento recibe el nombre de fiddle (derivado del italiano fidula), y sus músicas derivadas como, en cierto grado, el country. Ha habido también grandes violinistas de jazz, como Stéphane Grappelli, Jean-Luc Ponty o Joe Venuti.
En cuanto al secreto de la sonoridad típica de los violines realizados por las familias Stradivarius y Guarneri, existen hoy diversas hipótesis que, más bien que excluirse, parecen sumarse; en primer lugar se considera que la época fue particularmente fría, motivo por el cual los árboles desarrollaron una madera más dura y homogénea. A esto se suma el uso de barnices especiales que reforzaban la estructura de los violines. También se supone que los troncos de los árboles eran trasladados por ríos cuyas aguas tenían un pH que reforzaba la dureza de las maderas; también influye un comprobado tratamiento químico (acaso más que con el objetivo de la sonoridad, el de la conservación) de los instrumentos, que reforzó la dureza de las tablas. Por último, ciertos violines Stradivarius tienen en sus partes internas un acabado biselado de los contornos en donde contactan las maderas, el cual parece beneficiar la acústica de estos violines
.Datos curiosos de los más reconocidos violinistas
NICOLO PAGANINI
Paganini tenía unos dedos extremadamente largos, se dice que sus manos medían cuarenta y cinco centímetros. Evidentemente, esto ayuda a la hora de tocar el violín y de llevar dicha habilidad a niveles de complejidad altísimos. Lo que ya no está claro es si estos larguísimos dedos se debían al Síndrome de Marfan, que se caracteriza precisamente por una longitud inusual de los miembros del cuerpo. O si lo que padecía nuestro músico era aracnodactilia, una enfermedad genética que provoca que los dedos sean muy largos y algo curvos.Sus largos dedos se comían el violín. En realidad, siempre daba la sensación de que tocaba en violines de juguete. Cuando era niño, su padre, el señor Paganini, comerciante mal habido y ambicioso, le dijo: “Nicolás, tú vas a ser el mas grande violinista del mundo, de mi cuenta corre”, y corrió. Porque a base de golpes, el jovencito llegaría a tocar como nadie lo ha hecho ni lo habrá de hacer. Pero hubo quien dijo que lo vio. Alguna noche, mucho antes de que su leyenda creciera. Hubo alguien que aseguró haberlo visto invocar al diablo, postrarse delante del Maligno y repetirle el juramento. “Le dijo que su alma era suya a cambio de tocar como un ángel. Se encendió una luz que me cegó, Paganini se puso de pie y siguió su camino”, así dijo aquel testigo. Hubo quien le creyó y quien no le creyó. Más aquella versión fue creciendo y la gente hacia tumultos para verlo, y para oírlo tocar. Se arrebataban los boletos. Todos habían oído hablar de él, no solo los cultos. Hasta los mendigos y las prostitutas compraban sus entradas apenas se anunciaba que tocaría Nicolò Paganini, “El violinista del diablo”, como empezaron a llamarlo.
Tambien, se cuenta que, en cierta ocasión, Nicolo Paganini (1782-1840), considerado como uno de los más grandes violinistas de todos los tiempos, se disponía a actuar ante un numeroso y entregado público, cuando comprobó con consternación que el violín que tenía en sus manos no era el suyo.
En ese momento, según explicó después, se sintió angustiado, pero comprendió que debía iniciar el concierto y así lo hizo. Las crónicas relatan que fue una de sus mejores interpretaciones. Una vez finalizada su actuación, Paganini comentó con uno de sus compañeros de orquesta: "Hoy he aprendido la lección más importante de toda mi carrera. Hasta hace escasos momentos creí que la música estaba en el violín, pero me he dado cuenta que la música está en mí, y el violín sólo es el instrumento por el cual mis melodías llegan a los demás."Se escuchan historias de personas que en situaciones límites fueron capaces de ir mucho más allá de lo que se creían capaces. Encontraron en su interior fuerza, generosidad o valentía que no imaginaban que poseían. Su ejemplo nos anima a confiar en el potencial del espíritu humano y a entrar en conexión con esa fuente de recursos en nuestro interior para aceptarla y apoyarla en su manifestación. Así como la experiencia con el violín de su amigo le sirvió a Paganini para comprender que la música estaba en él y no en el violín, igualmente nuestras experiencias de vida pueden ser el camino que nos conduzca a descubrir nuestra esencia y la particular sintonía de la vida que hemos venido a expandir. Melodía individual dentro de la sinfonía universal.
GIUSEPPE TARTINI
“Una noche, en 1713, soñé que había hecho un pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes. Todo me salía maravillosamente bien; todos mis deseos eran anticipados y satisfechos con creces por mi nuevo sirviente. Ocurrió que, en un momento dado, le di mi violín y lo desafié a que tocara para mí alguna pieza romántica. Mi asombro fue enorme cuando lo escuché tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica como nunca antes había oído. Tal fue mi maravilla, éxtasis y deleite que quedé pasmado y una violenta emoción me despertó. Inmediatamente tomé mi violín deseando recordar al menos una parte de lo que recién había escuchado, pero fue en vano. La sonata que compuse entonces es, por lejos, la mejor que jamás he escrito y aún la llamo "La sonata del Diablo", pero resultó tan inferior a lo que había oído en el sueño que me hubiera gustado romper mi violín en pedazos y abandonar la música para siempre....”
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